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Un padre, preocupado por su hija, encuentra una solución que le devuelve no sólo la sonrisa, sino también la confianza. Nos ha gustado porque vemos cómo el padre empatiza desde el inicio con las emociones de su hija. Nadie mejor que los padres para enseñar a sus hijos a reconocer y gestionar sus emociones de una forma adecuada. De esta forma, no sólo se logra un mejor equilibrio emocional en el niño, sino que también mejora su capacidad para relacionarse con los demás. Una buena comunicación entre padres e hijos es fundamental para lograr un clima familiar positivo y minimizar los conflictos que puedan surgir en el día a día.
